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Mostrando entradas de agosto, 2016

Si se embalsa el río

Entre la primavera del 62 y el invierno del 71, Luciano tuvo siete hijos. Ya transcurrido el primer trimestre del embarazo número cuatro decide, mujer mediante, encajonar su guitarra criolla manufacturada en el 53 y el acordeón que escasamente recuerda dónde y cómo consiguió.  Se inicia en la labor de la albañilería con un pesar, créanme, mayor al de aquel que despierta una mañana sabiéndose esclavo, y se enfila en la incertidumbre de saberse hombre fértil y rutinario.  Por suerte, el pueblito crece y la mayor parte del trabajo la realiza sobre las costas del río. Ranchos de fin de semana, ampliaciones en chacras, su propia casa. Andá a saber si eso le importa. Lo que sí, cerca de la costa es mejor siempre. Al menos hay verde, al menos hay azul, al menos el río corre y Luciano no sabe si desemboca o mucho menos dónde. Eso es muy bueno. Porque Luciano piensa entretanto que el chamamé viene del norte, y viene bajando con un cúmulo de brisa sabor pez hasta donde está él, laburando. L