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Mostrando entradas de agosto, 2014

Perversión en la sonrisa.

En el transcurso de mis dedos ácidos encebollados y mis ojos ardientes del llanto químico lo feliz me envuelve el cuerpo entero. Con sus manos alza los músculos siempre celosos de mis mejillas y asoman apenas tímidos, los dientes. Afuera es la sonrisa radiante. En el curso de mi danza feliz solloza la soledad en el pecho duro. Los ojos brillan sonríen pero los dientes no aparecen. Quién no ansiaría apenas un suavecito abrazo en la cintura desolada. Un beso dentado sobre la yugular ya encarneviva. Un erotismo perverso y asesino.

Tanteos.

Querido, querido: quería olvidarme de mí en mi cuerpo (ya evaporado por la danza sexuada) durando los no pensamientos durando las piernas tambaleantes durando el suelo rígido durando los pájaros sin cabeza durando la humedad en el espacio durando los grillos en la humedad durando mis órganos aplastados dentro de algún libro. Esa noche.