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Mostrando entradas de enero, 2014

De cuando me evaporo.

Desnuda húmeda mojada estoy sobre los azu- lejos del baño empañado evaporado miro apenas las gotas en mis piernas dormidas siento mi pelo enervado mientras es atravesado por mis dedos arrugados; cremosos se entrelazan al cabello -que lo siente- otra vez, arriba abajo, y yo desnudahúmedaymojada no siento sino apenas las gotas de la lluvia de la ducha que es el cielo golpeando suavecito mi espalda goteante el pelo hipersensible a la docilidad de mis dedos arrugadosycremosos. Y yo, ahí en ese suelo de ese baño no sé ni dónde estoy, si me he evaporado al fin para viajar a mi ese tiempo especial donde soy una nenita con los rizos secos y dorados mirando una vez más las hormigas rojas traidoras pequeñitas a la par que sueño -vuelvo a soñar- esas cosas que una sueña cuando es chiquitita ínfima feliz.

Puede ser

Si yo digo que vivo adentro de una gotita que se fragmenta en mil pedazos y, por lo tanto, en mil gimenitas cuando toca la cerámica roja, debe ser verdad todo eso. Igual que la verdad. Si yo digo que existo y soy la suprema gimena que posa su visión en los mil fragmentos de las gotitas donde viven las gimenitas, es cierto que todo eso existe. Como la gran verdad que se ve con los poros y se toca con el cerebro. Y si yo digo que se hospeda la verdad encima de las cabecitas de las gotigimenitas: a tu ojo, y el de él y el del otro y la otra todo eso sabe a ficción. Pero existe todo eso existe.