Ir al contenido principal

Queda.

Me encontraba 
con los ojos iluminados
y te aprovechaste de mi destello débil.
Supiste que eras vos
el brillo.

Y yo, ilusa,
queriendote hablar sobre el tiempo.
Que podré saber yo del tiempo,
si sé que el tiempo
sos vos.

Labios, delicados,
esperando incansables la dulzura,
y luego del beso, la sonrisa.
Sabés que son tus besos
mi adicción.

Frágil mi mente, 
que deja caer 
la lágrima que me lesiona interna;
porque mi alma
sos vos.

Y yo, idiota,
buscando un porqué,
porque no entiendo que no hay lógica;
que vos sos todo
locura.

Tan hermoso
cuando me amabas,
y ahora cuando lloro,
tan hermoso, sentirte en
la lejanía.

Y aun así, 
¿por qué lastímero?
Sólo con sentirte extrañandote,
porque olvido que dolor es
tu ausencia...

Y tu ausencia,
la mitad de mi ser,
y la otra mitad que se duerme
abrazando el lado vacío de
la cama.





Eimí.

Comentarios

  1. Tan bonita élla cuando escribe, tanto deja ahí que hasta sus venas se ven.
    Cuando necesite decirle algo a alguien, me haces la gauchada?
    Besotes.

    ResponderEliminar
  2. Jajaja pero obvio querido amigo!! :) graciass =)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿O no es tu memoria, también, esperpento y autoficción?

<< A mi otra yo, que me acompañó los últimos cinco años . A quien despido con esto . Y amo . >> <<Once there was a little girl used to wonder what she would be went out into the big wide world now she's just a memory>> Mark Knopfler Prólogo No es casual que a este breve poemario lo integren ocho poemas (además de las intervenciones de los Corifeos): Las arañas tienen ocho ojos y ocho patas y, para varias culturas, son   el símbolo de la evolución, del crecimiento y la sabiduría del destino que construimos. Y viene a cuento también por dos razones: El sentido del conjunto, desde la dedicatoria “a mi otra yo que me acompañó los últimos cinco años…” o, el epígrafe, donde cita al músico Mark Knopfler: “Había una vez una niña/ que se preguntaba qué sería salir al gran mundo/ ahora ella es solo un recuerdo” (la mala traducción es mía); recorren algo así como lo que en biología se conoce como la “muda”, la renovación de los tegumento...

Sola

  Me gusta una solera de los '90 que era de mamá o porque era de mamá Usarla en enero en enero cuando a la noche se pone fresquito y la tela no se me pega a la piel y se sienten como frescas las flores medio desprendidas del vestido medio idas al trago Hay un segundo aire en el roce del ruedo sobre los tobillos el estampado no se renueva y toda la vida es el mismo enero aplastado en la espalda sola que a veces parece diferente

El cero

                 II Cuando existo el lenguaje y la sensitividad irrumpen al unísono como un dejo de olvidable placer. I Y si el no haber estado nunca el no haber existido deja un sabor amargo en la otra lengua                   es porque acá/y/ahora cuando inevitablemente estoy no hay manera de separar esos sabores esos saberes confundibles, impenetrables del primitivismo que ronda  el tiempo presente y a la vez la inexistencia.