Ay... Cuán macabra puedo ser,
sonriéndome la sangre.
Tanto que mis uñas son pincel,
en el lienzo frágil
de la piel, y de la carne.
Ay!
En el ambiente hostil del arte.
Está tiñiendose de ser,
y de un yacer
sonriente, hasta matarse.
Ay!
Burlándose mi sed
por ella, al alejarse.
Desangrándoseme el ser,
hasta matarme.
Ay... Cuán macabra puede ser,
sonriéndose mi sangre.
Tanto que sus uñas son placer,
en la matanza artística
de mi piel, y de mi carne.
Eimí.
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