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En sus universos.

Hombres sabios de la ignorancia,
ningún Sócrates supera sus mentes.
Es su terquedad la repugnancia
que da al conocimiento su muerte.

Las palabras necias son armas letales,
fiel genocidio de espectros leves...
espectros lo vastamente mortales,
para ceder que estas se subleven.

De nada sirven los ojos que no ven,
menos aún los que creen hacerlo...
¿no deberían seguir a Edipo Rey
que vio realmente sin tenerlos?

Ven luz pulcra en la oscuridad,
y la sensatez en la hipocresía.
Son los reyes de la mediocridad,
y los dueños de una vida vacía.

Los marea su paradoja inevitable:
"pues es culpable el inocente ajeno
y es inocente el evidente culpable".
Y se dicen conocedores del remedio.

A veces apena su retroceso,
disfrazado de avance aparente.
Portan el estandarte del antiprogreso,
y la voz de un pésimo elocuente.

"El estudio no da plata ni poder,
¿de que te crees poseedor entonces?"
Mas uds no tienen frutos que verter,
son presos eternos de sus reproches.

¿Y qué dejarán postrero a sus cuerpos
si no tienen de sabiduría una memoria?
A la plata y al poder las lleva el viento,
el conocimiento sabe hacer historia.

E intentarán mil veces asesinar mi ser,
mas sólo se rendirá mi ser externo...
¿cómo darán muerte a lo que no ven
si tiene lo abstracto espíritu eterno?


Eimí
Abril 2010

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