Naturaleza existís de mí
a los pensamientos
que te bañan de deseo.
Naturaleza ya no sos corriente
de mis neuronas eléctricas:
Amo que me abraces el alma,
amo embebecerme de tu aire puro.
Abrirte
y que te merezcas más
que un patético lugar en mi juicio.
Que dependa de mí.
De cada uno de mis yo,
esos que se esparcen al universo.
Después de todo
amo sudar a verte,
y que averdes el abismo de mis ojos
al espíritu.
Que me frenes el anhelo irreal
de serme lógica,
y el desconcierto ilógico
de serme real.
Naturaleza ornamentame de percepción.
Naturaleza enviciame de memoria
hasta la próxima poiesis.
Eimí.
Eimí.
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