Ir al contenido principal

Versos de aromas caseros.


Ámame
y hazme llorar.

Libérame
otra vez
los grilletes del esternón
en este encuentro casual.

Tócame
la caja musical.

Rózame
los órganos
que habitan en el pecho
de mi ritmo natural.

Déjame
besarte la llanura con los pies.

Déjame
tus caricias
en el alma dócil
y el cuerpo en rigidez.

Llévame
contigo en la corriente de tus cantos.

Enférmame
las exhalaciones
con la frescura de las aguas
en los ríos que amo tanto.

Ámame,
hazme llorar otra vez.

Y cúbreme
estos versos
con la risa de tu llanto
entre frío y calidez.












Comentarios

Entradas populares de este blog

¿O no es tu memoria, también, esperpento y autoficción?

<< A mi otra yo, que me acompañó los últimos cinco años . A quien despido con esto . Y amo . >> <<Once there was a little girl used to wonder what she would be went out into the big wide world now she's just a memory>> Mark Knopfler Prólogo No es casual que a este breve poemario lo integren ocho poemas (además de las intervenciones de los Corifeos): Las arañas tienen ocho ojos y ocho patas y, para varias culturas, son   el símbolo de la evolución, del crecimiento y la sabiduría del destino que construimos. Y viene a cuento también por dos razones: El sentido del conjunto, desde la dedicatoria “a mi otra yo que me acompañó los últimos cinco años…” o, el epígrafe, donde cita al músico Mark Knopfler: “Había una vez una niña/ que se preguntaba qué sería salir al gran mundo/ ahora ella es solo un recuerdo” (la mala traducción es mía); recorren algo así como lo que en biología se conoce como la “muda”, la renovación de los tegumento...

Sola

  Me gusta una solera de los '90 que era de mamá o porque era de mamá Usarla en enero en enero cuando a la noche se pone fresquito y la tela no se me pega a la piel y se sienten como frescas las flores medio desprendidas del vestido medio idas al trago Hay un segundo aire en el roce del ruedo sobre los tobillos el estampado no se renueva y toda la vida es el mismo enero aplastado en la espalda sola que a veces parece diferente

El cero

                 II Cuando existo el lenguaje y la sensitividad irrumpen al unísono como un dejo de olvidable placer. I Y si el no haber estado nunca el no haber existido deja un sabor amargo en la otra lengua                   es porque acá/y/ahora cuando inevitablemente estoy no hay manera de separar esos sabores esos saberes confundibles, impenetrables del primitivismo que ronda  el tiempo presente y a la vez la inexistencia.