Hay una mano
que es árbol y roza
mi infinitud con amor.
En las horas oscuras
los dedos
que cuidan de mi curso
-y sus uñas-
se hunden en la vastedad.
Y no creo yo pertenecer
a ese océano
cuyas aguas abismales
me arrastran los pensamientos
que allí dentro
empobrecen;
pero entre las ramas
hay una lengua,
que es lluvia y romance,
que me humedece el oído
con su inconfundible vapor...
Y jamás quisiera yo
llegar conocerla,
pues en el desconocimiento
su humedad
se hace música,
y en su música interminable
mi infinitud
se termina.
que es árbol y roza
mi infinitud con amor.
En las horas oscuras
los dedos
que cuidan de mi curso
-y sus uñas-
se hunden en la vastedad.
Y no creo yo pertenecer
a ese océano
cuyas aguas abismales
me arrastran los pensamientos
que allí dentro
empobrecen;
pero entre las ramas
hay una lengua,
que es lluvia y romance,
que me humedece el oído
con su inconfundible vapor...
Y jamás quisiera yo
llegar conocerla,
pues en el desconocimiento
su humedad
se hace música,
y en su música interminable
mi infinitud
se termina.
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