Nos olvidamos
niños
a veces
como siempre
Olvidamos que somos
tan niños
con la fragilidad de los órganos en desarrollo
y de la mente boba
Nos avergüenza lloriquear
por la paz de la leche materna
Por el calor y la suavidad del pezón izquierdo
Olvidamos
si miramos todo desde abajo
y con miedo
Y con las ganas de niño de tironear
el pantalón del dios que nos toma la mano para cruzar la calle
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Empujamos el recuerdo y la necesidad
con la planta del pie,
hacia abajo
y lo enterramos a pesar de la sangre y el llanto.
A pesar de los gritos de ahogo.
La ayuda nos avergüenza.
Nos atemoriza que nos pisoteen la cabeza del crecimiento
y nos enterramos por dentro hasta olvidar-
nos.
Nos falsoprotege la autodefensa
y nos creemos sanos.
-Nos- sana la leche de los demás,
¿y mejor olvidar
a que nos sanen?
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