Viajé con un poeta en el colectivo de ida. Me confesó que había decidido suicidarse al llegar a su insípido monoambiente pero que aún no sabía cómo.
-Estoy cansado – me dijo – de mí. De chico ambicionaba la vida, cada amanecer buscaba más; ahora, no tan viejo, siquiera ambiciono dinero.
Acabo de entrar a la cama y entre los pensamientos nocturnos me di cuenta de que ese hombre no era un suicida, sino otro poeta que no fue.
Espero que finalmente haya optado por escribir y no por suicidarse.
Comentarios
Publicar un comentario