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El cero


              

 II
Cuando existo
el lenguaje
y la sensitividad
irrumpen
al unísono
como un dejo
de olvidable placer.

I
Y si
el no haber estado nunca
el no haber existido
deja un sabor amargo en la otra lengua                  
es porque
acá/y/ahora
cuando inevitablemente estoy
no hay manera de separar
esos sabores
esos saberes
confundibles, impenetrables
del primitivismo que ronda
 el tiempo presente
y a la vez
la inexistencia.

                 






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